El Consejo Regulador calificó 2019 como una añada excepcional, pero mirando la climatología del ciclo, no había nada seguro; no hubo lluvias desde diciembre hasta el 18 de abril, la brotación fue muy progresiva, tras un final de abril y mayo frio y húmedo.
Hubo que esperar al 30 de mayo para ver llegar el calor y una floración muy repentina el 4 de junio, pero también espaciada en el tiempo, preparando una cosecha de volumen reducido. Mi-floración el 18 de junio en El Sacramento. Ha seguido un verano bien marcado, con un ambiente de aire seco, calor y lluvias espaciadas compensando la sequía del invierno.
El período pre-vendimia ha sido muy peligroso, con lluvias significativas el 26 de agosto, 10 y 16 de septiembre, pero compensado por un viento predominante, permitiendo llevar la uva a una maduración óptima en buen estado sanitario.
Vendimiamos el tinto del 23 de septiembre al 8 de octubre; muy espaciado en el tiempo, a la luz de esta añada en condiciones límites.
El vino tiene una concentración impresionante, con una fruta potente.